De cómo el extinto MAT me ayudó a superar al club de los corazones rotos.

Enero es el mes que aloja el Blue Monday, fecha que remarca el hecho de saberte apenas nivel 20 en el Fortnite, que probablemente ni ahorrando todo el año podrás comprarte el Xbox series X y sobre todo la panza de diciembre tardará aún mas que el ahorro de ese Xbox.

Así que si como yo, hoy en pleno Blue Monday hiciste lo posible por mantener un rato una sonrisa en la cara, te invito a que vayas por un chocolatito pal frio y te sientes a leer una historia de desamor que termina en Mental Videogames Therapy.

Antes de comenzar a relatar la triste historia con un final inesperado, he de decir que extraño jugar MAT y a mis amigxs en él, por si no lo sabes Mission Against Terror es un ya poco concurrido juego de computadora, popular, muy popular en aquellos años jóvenes cuando cursaba la licenciatura, es decir por ahí del 2010.

En ese entonces los estudios, los semestres y la psicología eran un verdadero dolor de cabeza y no me malentiendan me encanta la psicología, pero la carga de estudio que demanda la universidad suele ser excesiva, si no pregúntenle a Ann o Vale recién egresadas de la licenciatura. Los niveles de estrés durante la licenciatura en épocas recientes, suelen ser de los factores determinantes de un alumno o alumna de dejar la universidad, pero no para este player insignia de calavera de picos color marrón. Resulta que en esos años además del estrés producto de la carga de trabajo de la universidad un rompimiento amoroso acontecía en mi vida, con buenos síntomas de corazón roto, las ganas de hacer cosas que me gustaban se habían esfumado, me preocupaba poco por el arreglo personal y sobre todo mi participación en clase comenzó a bajar de manera notoria, algo que si bien notaron mis profesores y profesoras fue aun mas notorio en mi clan de MAT, dejé de jugar aproximadamente dos semanas y los mensajes comenzaron a llegar: ¿Estás bien? ¿Se descompuso tu compu? ¿Cuándo le caes al MAT? Mensajes de mis amigos y amigas que de alguna manera manifestaban que para ellos era importante que yo siguiera jugando, no se si por las risas, los desvelos o la mera costumbre de llenar un team para hacerle frente a otro clan. Así que después de dos semanas decidí por lo menos regresar a MAT, nadie sabía lo que pasaba hasta ese momento por lo que la bienvenida de nuevo fue por demás “caer en blandito” caer en tu red de apoyo, ahora frases como: ¡Hora de desoxidarte! ¡¿Listo para patear traseros?! Parecían alientos no pedidos que hacían que regresaran un poco las ganas y el entender porque en esos días para mi resultaba tan importante adentrarme en otro mundo que no fuera el académico para convertirme en un avatar nivel calavera marrón con picos. Al principio fue difícil, dos semanas sin jugar no pasaban en balde, no estaba dando el ancho para las partidas y aunque las burlas por parte de otros clanes no faltaron, los y las de mi clan, solo decían: venga démosle otra, venga a la otra bajamos a todos y entonces…sucedió, bastaron los 10 minutos que duraba aproximadamente una partida de ghost, no se como hice pero fueron suficientes para contarle a mi clan que no la estaba pasando bien, no hubo palabras de aliento hipócritas, ni un échale ganas, solo palabras de aliento como: ahorita lo desquitas o no hay nada que unos buenos headshots no curen y NADA MÁS.

Como bien dice Rusoniello, cuando se juegan videojuegos de manera cotidiana sin llegar a la conducta adictiva (de la cual hablaremos en otra entrega) los niveles de estrés suelen reducirse por diferentes factores, tales como: desconectarse un poco de la realidad, encontrar una red de apoyo diferente a la que normalmente concurrimos y uno muy interesante que es que en un videojuego el control de la situación lo tienes tu y por más que seas derribado, que pierdas partidas y te bajen de nivel, siempre habrá oportunidad de una partida más ya sea ese mismo día u otro. No estoy diciendo que el remedio para un corazón roto sea jugar videojuegos, pero puede servir como un factor para salir adelante, el apoyo de mi clan, el no juzgar y sobre todo no centrarse en hablar de ello si no dar palabras de aliento para continuar con las siguientes partidas, fueron lo que yo necesité en ese semestre para salir de ese lodoso corazón roto…bueno eso y una buena dosis de fluoxetina bien recetada por un especialista.

 

Referencia

Carmen, R., & O´Brien , K. (2009). Journal of Cyber therapy and rehabilitation. Obtenido de https://www.researchgate.net/publication/289131468_The_effectiveness_of_casual_video_games_in_improving_mood_and_decreasing_stress

 

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